Es muy frecuente entre las personas ajenas a la fiesta sorprenderse por la quema de los monumentos que tan bellos y costosos son. A modo informativo les diré que de media, una falla, puede costar aquí en Oliva, entre 5.000 € y 20.000 €, en Valencia capital hasta más de 100.000€, pero ¿Porque quemarlas?.
Bien, hay que tener en cuenta de que hay todo un mundo detrás de cada falla, la industria de la construcción del monumento en sí da trabajo a muchos profesionales que sin las fallas no podrían ni existir, entre ellos el más relevante, la figura del artista fallero, que diseña y construye cada falla con esmero, para ello utiliza materiales combustibles como madera, cartón, pasta de papel y corcho blanco (porespan).
Por regla general, los monumentos suelen ser de grandes dimensiones, a menudo más de 10 metros, cada monumento está formado por una pieza central más grande, alrededor de esta se disponen otras más pequeñas, llamadas ninots, que le dan vida y sentido, suele girar en torno a un lema determinado, llenando el monumento de carteles con versos y frases de carácter jocoso. A menudo, a modo de crítica, de algún acontecimiento reciente.
El monumento es armado el día 16 por la noche, a este acto le denominan “la nit de la plantá”, al día siguiente los monumentos reciben sus premios entre otros, a la mejor crítica, el mejor “ninot indultat” ( el que no se quemará), y por supuesto a la mejor falla. Desde entonces y hasta el último día, los banderines de los premios son exhibidos junto al monumento. El día 19 de marzo día grande de las fallas finaliza con “la cremá”, acto muy emotivo para falleras y falleros, donde tras un pequeño castillo de fuegos artificiales el monumento es quemado y reducido a cenizas, y en ese mismo momento empieza un nuevo proyecto, una nueva falla y nuevos planes para el año siguiente
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